Te escurres como una anguila
en el interior de la cabeza de un caballo muerto,
el vómito remoja tu estómago famélico;
la ausencia y la cólera te hacen retorcer los nervios.
Te hiciste jueza de la sequedad humana,
como una larva, un pedazo de carne descompuesta
con una piedad mesiánica.
Tenues espasmos te reducen a efluvios de sal y sangre.
8.3.09
Dictum, factum
Publicado por Mouchette en 7:09 p. m.